La ví correr, sus pies desnudos bailaban sobre los charcos y a cada paso, las gotas de agua resbalaban sobre sus tobillos.
Su cabello, lacio, negro azabache cabalgaba sobre sus hombros, ora sobre el derecho, ora sobre el izquierdo, sus manos, querían agarrarse al viento para poder volar.
Miró hacia atrás un instante, un ojo negro, como la noche, se clavó en mis pupilas y en sus labios nació una sonrisa.
La ciudad moría entre rayos de sol que se escondían de mí, los músicos no dejaron de tocar, Always in my mind se grababa a fuego en mi pecho.
El tirante de su hombro derecho resbaló, queriéndose llevar en su descenso mi corazón.
Y yo, voyeur accidental aprieto el pulsador de mi cámara, un segundo, lo que el obturador tardó en abrir y volver a cerrarse, una instantánea y después el vacío,
¿Dónde estas..?
3 Comments:
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no es de extrañar que de tal ciudad como lo es Praga, una de las más fascinantes del mundo, surja del alma algo tan hermoso como lo es este relato.
Besis, Ali
Me has convencido, vendré de vez en cuando a tomar café... con letras.
Saludos