“Cae la tarde, muere el día,
y una guitarra llora, en las calles de Triana.
Ojos verdes, piel morena,
velo tus sueños, mi niña mora.”
Así suena la canción que entre arpegios, ayes y quejíos, canta la historia de Violeta. Cuentan, que en el camino de El Rocío, iba a grupas de su yegua blanca, sonriéndole al sol, que tenía envidia del brillo de sus ojos. A su derecha, montado en un alazán negro, el patriarca de la familia lucía a su hija, orgulloso y radiante. Tras ellos, sentadas en la pequeña calesa, la madre y dos hermanas menores de edad, ataviadas de luces y oro, escoltadas por el resto de hermanos y primos, que cabalgaban erguidos, mentón alto, espaldas enhiestas, sonrisas presas bajo la sombra del sombrero de fieltro.
Tuvo la suerte que un mozo, de nombre Ernesto, de apellido Heredia, pasease la mirada entre los componentes de la cabalgata que entraba en la aldea por la calle principal, en dirección a la plaza de la Ermita, y que Violeta se viera reflejados en ellos, pardas retinas que echaban brasas, y quemaban como puñales.
No hicieron falta palabras, ni dichos ni diretes. Se buscaron entre el gentío, atrapándose las manos en la huída, y corrieron tras las cañas, ocultos a las miradas, cubiertos de piel, de sol, de besos y rimas.
Mas tuvo la fortuna que enviar a un potro desbocado, hacia el lugar donde retozaban los amantes, y fue el hermano, José de Henares, quien encontró el cuadro, y dio las voces. Se llenó el lugar de machos con la sangre caliente, verbo fácil, odio en las sienes. Y se manchó la tierra de orgullo herido, fue el honor con sangre limpiado, y mientras el hierro volvía a su cárcel, morían dos almas. Una, en tierra yacía, la otra, apagada, con las monjas de clausura su suerte correría.
“Cae la tarde, muere el día,
Y una guitarra llora, en las calles de Triana.
Ojos verdes, piel morena,
Velo tus sueños, mi niña mora…”
Conforme iba leyendo, me sonaba la historia, tenía la sensación de que ya la habia leido antes.
Me preguntaba ¿Sera un deja vu?????
No, claro que no.
Me he puesto a repasar todos tus relatos y he visto que ya la publicaste en abril.
Pero da igual, me ha encantado releerla.
Un beso
Verdes como el trigo verde, y el verde, verde limón...
Entre las jaras, mucha cobla, muuucho aroma a Carlos Cano.
Me ha parecido escuchar su voz con acento, cálida, tomillo y romero, el mocito y la serrana...
Gracias Bluesnight, de noche y azul, la barca en la mar y el caballo en la montaña.
!Salves! es un placer visitarte, natalí
Buen fin de semana
Saludos. Alosia
Un beso de Mar